Foto: Conductor de Prensa 5 Radio Julio González

Esta es una situación que se da en todo los estratos sociales , nadie está exento de recibir una palabra deliciosa al oído pero que al final tendrá como resultado el dolor. Ni siquiera la clase política escapa a este flagelo que se introduce en lo más profundo de las clases sociales y se mimetiza tan bien.

 

Pero quien o quienes son estos aparentemente tan «peligrosos» y a veces toman la forma corporea de un secretario cuyas palabras almíbaradas , sugerentes se convierten en algo tan difícil de no creer que uno es el único líder que no hay otro mejor que tu, que la gente por algo te votó y 20 mil dardos más untados con azúcar que el incauto termina creyendo el resultado.

Una forma de gobernar egoísta que no comulgan con las expectativas del común, es difícil y casi imposible escapar al influjo de los conocidos coloquialmente como «chupamedias», el resultado para el político de turno a víctima del adulo suele ser funesto, luctuoso y muchas veces casi casi sin retorno.

 

En otras esferas también se da la dulzura en el principio para terminar con el desasosiego más calamitoso, muchos de nuestros jóvenes son inducidos a probar la hierba maldita, u otra sustancia por aún tan de moda en nuestros días. La cotidianidad nos presenta a cada paso y de distintas maneras a los que endulzan el oído y amargan la vida.

 

Algunos se introducen en la vida privada de uno o de una en forma de amiga o amigo preocupado por tu bienestar y se convierten en los peores consejeros, generalmente uno se percata de esto cuando ya es «demasiado tarde» como dice una conocida ranchera, finalmente dicen que la verdad sabe amarga al principio y dulce al final;…. quien endulza tus oídos?