“Ayer ahí estaba todo seco. Cuando volvimos a la noche, ya había agarrado el agua”, dice con voz entrecortada por el nerviosismo y la impotencia Miriam Hansen, apuntando al patio de su casa. Al igual que la calle, el lugar ha sido tomado por las aguas.

El apuro de la inundación y la lluvia no dejaban tiempo para nada. “Demasiado rápido subió. Ayer no había llegado todavía hasta acá”, cuenta María Paniagua, vecina de Miriam.

En estas pobladoras del barrio Santa Rosa (Antequera y 40 Proyectada), al igual que en otras poblaciones ribereñas, el temor hacia el fantasma de la creciente está presente en sus miradas.

“Recién hace dos meses volvimos y tenemos que salir otra vez”, dice María. Esta misma desazón la transmite Carmen Fariña, quien el domingo levantó nuevamente su hogar provisorio en el Cerro Lambaré. A unos metros, cuatro personas desplegaron otro. “Volví hace apenas 22 días y tuve que salir de vuelta”, cuenta Carmen.

Solicitudes. Cerca de ella, unas cuatro personas erigían una casita para la familia que llegaría desde el sector de Yukyty, huyendo del agua. En ese lugar, alrededor de 20 familias se reubicaron en los últimos cinco días, a causa de la inundación.

El tiempo no da tregua a los damnificados que urgen chapas, maderas, camiones para la mudanza, etc. Solo entre el sector primavera de Arenal y Cerro Guy, hay cerca de 70 familias desplazadas hasta ayer, contó Gloria Gamarra, de la Dirección de Riesgos de la Municipalidad de Asunción. En la mañana de ayer, se sumaban ocho familias. El constante movimiento de camiones vaticinaba más damnificados.

El río nuevamente experimentó una subida. Al mediodía, la marca se había situado en 5,71 metros, 13 cm subió.

2.100 familias afectadas hasta el momento por la inundación en capital,según datos de Emergencia Nacional.