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Como es costumbre, las clases iniciarán con instituciones educativas en pésimo estado. Esta lamentable situación se da como consecuencia de la inoperancia de la unidad operativa de contrataciones públicas del Ministerio de Educación y Cultura.

 

 

Editorial

 

 

Se había anunciado que las aulas en peligro de derrumbe serían reparadas durante las vacaciones, sin embargo por graves vicios en los llamados a licitación para la contratación de empresas que deben encargarse de las reparaciones y construcciones, éstos fueron anulados y se inició un nuevo periodo para la contratación de empresas. Es decir las cosas continúan en el mismo estado, incluso peor.

 

 

 

Por otro lado, un dato a tener en cuenta, es que varios municipios del departamento, no han presentado rendición de cuentas sobre la utilización de recursos provenientes del Fondo para la excelencia educativa (Fonacide), que debían ser destinados justamente para poner en condiciones las escuelas y que los alumnos inicien el año de una mejor manera.

 

 

Cómo esperamos  que los niños y niñas aprendan sus lecciones si no se propicia un ambiente agradable y tranquilo para e efecto. A esto se suma la frustración de los docentes que vienen luchando por mejores condiciones de trabajo sin poder conseguir sus objetivos.

 

 

 

Y con educación deficiente podemos asegurarnos una mala atención de salud pública y una pésima administración de justicia. Así están estas cosas en este momento, y así de mal nos irá, a menos que, finalmente, quienes tienen los remedios en sus manos logren formarse la consciencia del problema y sientan algún temor por el oscuro futuro que estos males nos auguran, como país y como sociedad, incluidos sus hijos y nietos.