Estela Valdés, columnista invitada

Por Estela Valdés- Red Activa Paraguay

Por supuesto que es motivo de alegría, saber por fin que el joven Franz Wiebe está vivo y al parecer bien, aunque lleva cerca de doscientos días en poder del grupo armado que mantiene en zozobra a la gente trabajadora del norte del país.

Trasladan a familiares de las victimas de secuestro las obligaciones del Estado. Ellos deberían saber que a nadie le gusta la invasión, que ninguno está de acuerdo con la deforestación, ni con los índices de pobreza que registramos.

Ningún paraguayo de bien, y esta es la gran mayoría, está satisfecho con la falta de soberanía, la malversación de los fondos públicos y los abusos contra la población, en absoluto; tampoco ninguno se deja estar, libra una lucha diaria trabajando honestamente, generando recursos para sus hijos pese al caos que nos rodea.

No es fácil, pero es digno, y no nos sentimos representados ni por los congresistas, ni por los gobernantes, y menos por grupos criminales que secuestrando, robando y matando quieren imponer un cambio social en nuestro país. Todos esperamos que las cosas sean distintas y entendemos que el crimen no es el camino para construir la patria que anhelamos, en las mismas condiciones de orfandad, luchamos con distintas armas

Literalmente se burlan y llaman de fracasados a los gobernantes por no tener la capacidad de hacerles frente, liberar a los secuestrados y restablecer el orden y todavía exigen que se les trate bien a sus compañeros que están presos. Es decir, si ellos saben que ni se les va a atrapar, ni se hará nada para rescatar a los secuestrados,¿ a quienes entonces están presionando con el cautiverio de personas trabajadoras?

Mientras Edelio, Abraham, Franz y don Félix están secuestrados, afuera en un país lejano llamado Asunción, el carnaval sigue, fantasmas firman planillas pro enmienda, la Corte Suprema de Justicia da blindaje jurídico al MOPC contra intervenciones de la Contraloría, casos de adulterio de legisladores son tapa diarios.

A ellos ni les importa lo que sucede con estas personas y el grupo armado sabe, tanto que se hace eco de ello, entonces de que se trata todo, a quienes supuestamente quieren presionar, no acusan impacto. Deberían volcar toda esa energía hacia el trabajo, la producción y la capacitación de la gente del campo, el progreso se obtiene trabajando, y sus cuestionamientos deberían dirigir sin intermediarios a los gobernantes.