Hace cuatro años que el Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra (Indert) depositó a un grupo de campesinos autodenominados carperos de la localidad de Ñacunday, ubicada al sur del Alto Paraná, en la colonia Santa Lucía en Itakyry, situada al norte del departamento. De 550 familias reubicadas en marzo del 2014, hasta ahora solo 120 accedieron a una vivienda del centro urbano, pero no a las tierras para el cultivo.

A finales del año pasado, la expropiación de unas 500 hectáreas de tierras parecía que iba a dar solución a la imposibilidad de recuperar una extensión de tierra en el lugar conocido como colonia Punta Pistola, donde los propietarios de la Agroganadera Las Leñas retuvieron con orden judicial los inmuebles en su poder; sin embargo, a menos de un mes del cambio de Gobierno, el Indert aún no entregó las tierras a los beneficiarios.

Esta expropiación fue calificada como una solución histórica por la institución; pero no representa solución para estas familias, que están perdiendo la esperanza.

Pero las 500 hectáreas expropiadas ya fueron ocupadas por unas 35 a 38 familias del lugar y el resto por familias que no figuran en el censo de Santa Lucía, según lo revelado por el dirigente Juan Bautista Noguera. “No sabemos qué va a pasar porque el Gobierno está saliendo. El Indert retarda la documentación de las tierras y la posterior entrega. Mientras tanto, gente de otro lado ya ocuparon las derecheras y nosotros seguimos esperando para acceder legalmente”, afirmó Noguera.

Saliente. La colonia emblema del Gobierno saliente del presidente de la República, Horacio Cartes, fue instalado en unas 3.500 hectáreas de tierras recuperadas de personas que no eran sujetas de la reforma agraria, pero que incluso llegaron a conseguir títulos del ex Instituto de Bienestar Rural (ahora Indert).

Noguera recordó que hace dos semanas tuvieron una reunión con el titular del Indert, Justo Cárdenas; la vicepresidenta de la República, Alicia Pucheta; representantes de la Escribanía Mayor del Gobierno, entre otras autoridades, pero aun así no avanzó la posibilidad de acceder a las tierras, por parte de las 120 familias. En consecuencia, los pobladores analizan la realización de una manifestación pacífica frente al Indert.

La colonia posee un centro urbano con viviendas sociales construidas por el Gobierno, pavimento pétreo, red eléctrica, sistema de agua potable y asistencia para cultivos de hortalizas y mecanización agrícola para los que llegaron a acceder a sus parcelas de cultivo de renta, además de la provisión de lecheras para el consumo de leche y producción de queso, para cada familia.