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Este Paraguay de la violencia no es la Nación que queremos y ni fue la proyectada por nuestros grandes pro hombres, empezando por los patriotas que nos liberaron del yuyo español justamente un mayo como este pero de 1811.

 

 

 

Más que nunca se precisa recuperar el valor de las instituciones, que se inicia por el esfuerzo que conlleva creer o volver a creer en ellas. Más que nunca se precisa de la firme de voluntad para rectificar las cosas, que tienen que partir de quienes tienen el poder en la República.

 

 

 

 

Los nuevos crímenes y las presencia, cada vez más firme, de las organizaciones delictivas escandalizan a la opinión pública y meten zozobra y miedo a la población en general. Sin embargo, lo más lamentable y peligroso de todo es que el Estado no está reaccionando para frenar el augue de los actos criminales de los asesinos y de los delincuentes de toda laya.

 

La ausencia real de ese merecido y severo castigo debilita aún más a las ya frágiles instituciones, suma mayor desprestigio sobre la clase política, devalúa aún más a nuestra democracia y – por sobre todo- es el signo de la complicidad de la Justicia, con todo lo que está sucediendo.

 

Hoy cuando leemos las crónicas, sólo por citar los dos últimos casos que se atribuye a bandas de narco, vemos que el propio comandante de la Policía Nacional estaba enterado de que PROSEGUR sería asaltado, y tras el último allanamiento realizado, incluso la Policía Nacional y el Ministerio Público se contradicen, dejando en evidencia la protección hacia los delincuentes . ¿Por qué no actúan los fiscales? ¿Por qué no se investiga a los sospechosos? ¿Por qué se le dan tanta libertad? ¿Porque la abierta complicidad de parte de las instituciones del Estado con la delincuencia?.

 

Entre burlas, y “memes” la comunidad opinaba que si los delincuentes quedaban del lado paraguayo jamás se los hubiera encontrado, mientras que la policía del Brasil actuó en menos de 24 horas.

 

Es inconcebible, es realmente inadmisible que después de todo lo que se dice, se escucha, se especula, se agrega con indicios claros, se actúe como siempre: Sin ganas ni ánimos para para la delincuencia. Las estadísticas son alarmantes: Poca gente o nadie, mayormente, es penado y en el peor de los casos, quienes son sindicados como delincuentes, viven igual o mejor que el ciudadano que vive dentro del marco de la Ley.

 

Aunque todos miremos con rabia e impotencia por las balas asesinas que nos amenazan, es también recomendable que fijemos las miradas en quienes son nuestras autoridades: Pues el narcotráfico es la consecuencia, la causa es impunidad que reina en el Paraguay.